domingo, 27 de noviembre de 2011

Ruta Pujerra - Cartajima - Júzcar - Fábrica de Hojalata de Júzcar - Pujerra.


Ruta circular por el valle del río Genal, realizada el 27 de noviembre del año 2.011. Partiendo de la localidad de Pujerra, nos encaminamos primeramente al pueblo de Cartajima. Una vez visitado este, ponemos rumbo a Júzcar, "el pueblo pitufo", que por estas fechas tiene las fachadas de sus casas pintadas en un atípico azul. Desde allí visitamos las ruinas de la Fábrica de Hojalata de Júzcar, y emprendemos el regreso a Pujerra, haciendo un pequeño alto para visitar los restos del despoblado de los Casarones.




Provincia: Málaga.
Localidad de referencia: Pujerra.
Tipo de ruta: Circular.
Distancia: 15 kilómetros.
Época recomendada: Mediados de noviembre.
Dificultad: Media-baja.
Notas: Ser precavidos al cruzar el río Genal, sobre todo si trae gran caudal. Es recomendable llevar un par de calcetines de repuesto para cambiarnos en caso de mojarnos al vadear.




Mapa general de la ruta.
 
Perfil de la ruta.

En esta ocasión, ponemos rumbo bien temprano, a eso de las 7h de la mañana, hacia el pueblo de Pujerra, situado en el valle del Genal. Nuestra intención es partiendo de este, dirigirnos primeramente, hacia la localidad de Cartajima, para luego encaminar nuestros pasos hacia Júzcar, convertido desde el pasado verano en el “pueblo pitufo”. Finalmente regresaremos a Pujerra, pero previamente nos acercaremos a visitar las ruinas de la Real Fábrica de Hojalata de Júzcar, que tanta importancia tuvo para la economía de la zona en el pasado.

Anteriormente, el pasado sábado 12 de noviembre, nos dispusimos a realizar esta misma ruta, pero en sentido inverso. Debido a que comenzamos a andar más tarde, y que nos entretuvimos mucho en Júzcar viendo el pueblo, su ambiente, su mercadillo y que en dicho día se celebraban las V Jornadas Micológicas de Júzcar, no completamos la ruta, regresando a Pujerra por medio del PR-A 225, cómoda vía alternativa de regreso a Pujerra, con la única pega de que sus primeros 2,5 kilómetros transcurren por el arcen de la carretera que une Júzcar con Pujerra. La noche nos cayó encima antes de llegar al pueblo teniendo que hacer uso de nuestras frontales para abrirnos paso en la oscuridad. Por cierto, he utilizado para ilustrar esta crónica algunas de las fotos que tomé dicho día, sobre todo para mostrar los rápidos cambios que se producen en el aspecto de los castaños según avanza el otoño. Dichas fotos están convenientemente fechadas en los pies de foto.

Aspecto de los castaños el día 12/11/2011.

Hoy, domingo 27 de noviembre, las primeras bajas temperaturas del otoño, se dejan sentir en el exterior de nuestro vehículo. El termómetro marca entre 2,5ºC y 1,5ºC cuando nos aproximamos a Ronda. A través de la ventanilla apreciamos como los campos tienen un extraño tono grisáceo, a consecuencia de la escarcha producida por la helada.
Tras el preceptivo desayuno en el “Cortijo”, en el que disfrutamos de un café bien caliente y un magnifico mollete al gusto, salvamos los últimos kilómetros que nos separan de Pujerra.
Pasamos el pueblo de Igualeja, en el cual en su entrada vemos el paraje “del Nacimiento”, lugar oficial de nacimiento del río Genal. Al poco la carretera es rodeada por el castañar, ofreciéndonos un maravilloso espectáculo de color. De repente, entre los castaños presentes en el margen izquierdo de la carretera, vemos como un cervido al galope, se escabulle ante nuestra presencia.
Alcanzamos al fin Pujerra, estacionando nuestro vehículo en las proximidades de la fuente del Hiladero, la más importante y antigua del pueblo.

Fuente del Hiladero.

Iniciamos el recorrido, dirigiéndonos hacia la iglesia parroquial del Espíritu Santo, la cual al igual que otras muchas iglesias edificadas en los pueblos del valle del Genal, data del siglo XVI.

Iglesia Parroquial del Espíritu Santo.

A continuación pasamos por la plaza Vieja, donde encontramos una estatua que representa al rey visigodo Wamba. En el pedestal de dicha estatua, un mosaico de azulejos, nos narra la leyenda de cómo Wamba llegó a ser rey:

Estatua del Rey Wamba.

“Cuenta una hermosa leyenda, conservada por nuestros mayores desde tiempo inmemorial, que cuando quedó vacante el trono visigodo, fue elegido para ocuparlo Wamba. Este vivía en Pujerra, donde se dedicaba a labrar sus tierras. Una comitiva salió en su búsqueda para coronarlo y, como no sabían donde encontrarlo, recorrieron toda la sierra hasta que, casualmente, lo hallaron arando las tierras que poseía en el molino Capilla. Wamba se resistió a ser coronado aduciendo su avanzada edad y su poca cultura. Finalmente, dejó la cuestión a la voluntad divina: “Cuando esta aguijada que tengo en la mano florezca seré yo rey de España”. Al hundir el palo en la tierra, se cubrió inmediatamente de hojas y flores. Ante tal prodigio, tuvo que aceptar la corona.”

Giramos a la derecha, para introducirnos en la calle Arrieros. Al poco, la calle, se convierte en un carril hormigonado que en pronunciado descenso nos conduce hasta el mirador de La Cruz, el cual encontraremos a nuestra izquierda. Pocos metros antes, también a la izquierda, encontraremos un poste con una flecha indicadora, que marca el punto de inicio del PR-A 225 “Júzcar – Pujerra”. Nuestro itinerario coincidirá hasta el vado capilla con el trazado de este PR.

Poste de inicio del PR-A 225 en Pujerra.

Desde el mirador de La Cruz, tenemos magnificas vistas al entorno circundante, destacando especialmente la cancha Armola (1.406 m.), el cerro Malhacer (1.146 m.), Los Riscos de Cartajima, el monte Jarastepar (1.431 m.) y el pueblo de Cartajima. Asimismo ante nosotros se extiende un mar ocre de castaños.
El origen de este mirador, parece estar relacionado con una tradición que en Pujerra realizaban las jovencitas del pueblo, las cuales en sus casa, adornaban una pequeña cruz de madera, forrándola de blanco y colocándole cadenetas y flores de papel. La tradición con el tiempo se fue perdiendo, y el ayuntamiento decidió erigir este mirador con el fin de recuperarla. El primer domingo de mayo de cada año, las mujeres de Pujerra, son las encargadas de decorar de esta forma la cruz del mirador.

Mirador de la Cruz. Al fondo Cartajima, la cancha Armola y el cerro Malhacer.

Dejamos atrás el mirador, para en escaso metros, junto a un gran ciprés y una edificación, encontrar una bifurcación. A nuestra derecha, indicado por un sencillo cartel, parte el camino que desde Pujerra se dirige a Igualeja, mientras que a la izquierda, indicado por otro cartel semejante al anterior, que reza “camino de Los Molinos”, parte otro ramal, por el cual tomaremos.

Desde este punto, iniciamos un rápido descenso que nos conducirá al vado de Capilla.
En veinte metros encontraremos a nuestra derecha un sendero el cual no tomaremos. El sendero por el que transitamos, está flanqueado por encinas, alcornoques, castaños, madroños y otros arbustos y plantas típicas del bosque mediterráneo, que dan origen a numerosos rincones de gran belleza. En unos ciento sesenta metros, a nuestra izquierda se abre otro sendero que no tomaremos.

Descendiendo por el camino de los Molinos.

Seguimos descendiendo. Lo siguiente que encontraremos es en aproximadamente trescientos metros, dos senderos que se abren a nuestra izquierda, y que no tomaremos. Tampoco debemos preocuparnos en exceso de confundirnos de dirección con  los senderos que encontremos a nuestro paso, ya que el camino a seguir está convenientemente señalizado mediante hitos de continuidad del PR-A 225.

Primeros castaños.

Doscientos cincuenta metros más adelante, intersecamos en nuestro descenso con la carretera asfaltada que es hoy en día el antiguo camino de Pujerra a Júzcar. La atravesamos y nos introducimos por la continuación del sendero que traíamos que queda justo a nuestro frente.

Magnifica vista sobre la cancha Armola en un recodo del camino.

Recorremos los últimos trescientos veinticinco metros siempre en descenso, para llegar finalmente a una explanada situada a la derecha de la carretera Pujerra-Júzcar. Esta zona se conoce con el nombre de Capilla, y es posible que en dicha explanada se localizase antiguamente el despoblado medieval de Cenay, también denominado como Azanay o Cenajen, en el cual según la leyenda habría vivido Wamba antes de ser proclamado rey.

Continuamos por la carretera hacia la derecha. En este tramo el asfalto es sustituido por un adoquinado, y en unos metros pasamos por un puente de hormigón que atraviesa el cauce del río Genal (Vado de Capilla). Justo desde este punto, a nuestra derecha, podemos ver las ruinas del molino del Puente Capilla (margen izquierda) y del puente de Capilla o puente Canto (margen derecha), los cuales sufrieron enormes daños por una avenida de agua en el año 1994.

El río Genal visto desde el vado de Capilla.

Proseguimos y en unos cincuenta metros más adelante, encontramos a nuestra derecha una pequeña caseta, en cuya fachada observamos una placa de la Junta de Andalucía en la cual reza “COTO DE PESCA RÍO GENAL – CASETA DE CONTROL”. Pasada esta, en escasos cinco metros, también a nuestra derecha, se inicia un carril, por el cual debemos encaminar nuestros pasos.

Caseta de control del Coto de Pesca Río Genal.

Este carril, se conoce como camino del Helechar, y forma parte de la vereda que desde Estepona se encamina a Ronda. Nada más introducirnos en el, iniciamos un largo y en algunos tramos, pronunciado ascenso de algo más de dos kilómetros. Debido a esto, a este tramo del camino del Helechar se le conoce comúnmente en Pujerra y sus alrededores como La cuesta de Capilla o El Apeadero.

Iniciamos el ascenso por la cuesta de Capilla.

Recorridos unos ciento veinte metros, a nuestra derecha, rodeado de numerosas chumberas, encontramos el muro que limita, y la cancela que da acceso a la villa Cirilo, la cual también es conocida en la zona como la casa de El Tejar. Esto se debe a que en sus terrenos se situaba un alfar (obrador de alfarería), en el cual se fabricaban tejas y ladrillos mazaríes (baldosas). Dicho alfar, que proveía de dichos materiales de construcción a Pujerra y a otros pueblos de alrededor, estuvo en activo hasta la década de los sesenta. Actualmente se conservan en la finca los restos de uno de los hornos.

Proseguimos el ascenso por la cuesta de Capilla, rodeados de alcornoques y quejigos. Poco rato después, si volvemos la vista atrás, podremos ver al completo la población de Pujerra encaramada en la ladera de su loma. A medida que caminamos, de tanto en tanto, bien a nuestra derecha, bien a nuestra izquierda, se abren algunos senderos, los cuales ignoraremos continuando en todo momento por el carril principal el cual no tiene perdida posible.

Grupo de chaparros (alcornoques) en la cuesta de Capilla.

Poco a poco, el paisaje se hace más despejado, y el castaño aumenta su presencia. A nuestra izquierda, comenzamos a tener magnificas vistas sobre Los Riscos de Cartajima.

El castaño poco a poco gana terreno, hasta hacerse predominante. La coloración ocre de sus hojas alegra nuestra vista mientras ganamos altura. Caminamos entre fincas dedicadas al cultivo de este árbol, pudiendo observar en algunas de ellas, las viviendas de sus propietarios así como alguna que otra caseta de aperos.

Cuando llevamos recorridos aproximadamente un kilómetro trescientos metros desde la casa de El Tejar, alcanzamos un nudo de caminos, en el cual primero se abre un sendero a la derecha, y al poco se abre otro a la izquierda que se dirige a una vivienda cercana.

Caminando por la Boca del Lechal.

Más o menos desde este punto, la pendiente comienza a disminuir, a medida que alcanzamos la zona alta de la loma por la que discurre el sendero, e incluso en algunos tramos, el camino llanea. Esta zona más llana por la que transitamos, recibe el curioso nombre de la Boca del Lechal. A nuestro paso, continúan abriéndose, tanto a derecha como a izquierda, ramales que se dirigen a casas y fincas próximas, y que no tomaremos.

Cuando llevamos recorridos algo más de ochocientos metros desde el anteriormente citado nudo de caminos, a nuestro frente y algo a la derecha, surge una bella vista sobre el pueblo de Cartajima, el cual ya se muestra al alcance de la mano. Detrás de este, vemos como telón de fondo la cancha Armola y el cerro Malhacer, y más a la izquierda los riscos de Cartajima. La zona que vamos a atravesar desde este momento, se denomina como Los Peñascos.

Cartajima ya está próxima.

En unos trescientos cincuenta metros, a nuestra derecha encontramos una explanada en la cual se ha habilitado una pequeña área recreativa. Toda ella, está limitada por una cerca de madera, y se encuentra equipada con unas cuantas mesas de madera con sus correspondientes bancadas. Seguimos nuestro camino, o bien por el sendero que traemos y que pasa por la izquierda el área recreativa, o bien cruzando por el interior de esta, y reincorporándonos al sendero a través de unas escaleras.

La cercanía de Cartajima se hace cada vez más patente, apareciendo algunas construcciones a los bordes del camino. En algo más de cuatrocientos metros, a nuestra izquierda se abre un sendero, por el cual no tomaremos en este momento, pero por el que posteriormente, tras visitar Cartajima, pondremos rumbo hacia Júzcar.

En cincuenta metros, a nuestra derecha se abre otro sendero el cual hemos de desechar. Sesenta metros más allá, se origina un sendero a la izquierda que igualmente no tomaremos. Justo en este punto, el carril terrizo, se transforma en un carril hormigonado. Unos veinte metros más adelante, y a nuestra izquierda, vemos un poste con una flecha indicadora, que marca el punto de inicio del PR-A 224 “Cartajima - Júzcar”.

El carril hormigonado, inmediatamente se ensancha, y se divide en dos calles que se introducen en el pueblo. Nosotros tomaremos por la de la izquierda, la cual en escasos cien metros, no conducirá al Mirador Cuenca Alta del Genal, desde donde podemos contemplar hermosas vistas hacia Los Riscos y sus alrededores, mientras nos tomamos un pequeño descanso.

Mirador Cuenca Alta del Genal.

Vista de Los Riscos desde el Mirador Cuenca Alta del Genal.

Cartajima, es el pueblo del valle del Genal situado a mayor altitud (846 m.). Podemos ahora perdernos por sus calles encaladas, empinadas y estrechas, las cuales delatan en su trazado, el origen árabe de esta población. En alguna de estas calles, podemos contemplar unos paneles realizados en azulejos, los cuales nos informan sobre algunos aspectos idiosincrásicos del pueblo (el término municipal, el mosto, Los Riscos de Cartajima, la Guerra de la Independencia, los productos de la huerta, y los moriscos). Por supuesto, antes de irnos, no podemos dejar de visitar la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario, construida en el siglo XVI.

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario.

Tras finalizar nuestra visita al pueblo, retrocederemos hasta volver al Mirador Cuenca Alta del Genal, y desde este, seguiremos retrocediendo hasta alcanzar el poste indicador que marca el inicio del PR-A 224 “Cartajima – Júzcar”. El trazado de dicho sendero de pequeño recorrido, será el utilicemos para alcanzar Júzcar, el cual, tal y como nos informa la leyenda de la flecha indicadora del poste, está aproximadamente a una hora de camino.

Poste que indica el comienzo del PR-A 224 en Cartajima.

Continuamos desandando camino, desechando al igual que hicimos antes los senderos que se abren ahora a nuestra derecha (veinte metros), y a nuestra izquierda (ochenta metros). Finalmente, alcanzamos en unos ciento treinta metros medidos desde el poste indicador del PR, el sendero que ahora se abre a nuestra derecha, que antes desechamos, y que previamente indique, que tomaríamos para dirigirnos a Júzcar.

El nuevo sendero, que discurre por la vertiente izquierda del arroyo Blanco, inicia un moderado descenso, que se prolongará durante aproximadamente kilómetro y medio, hasta alcanzar el cauce del arroyo. Inmediatamente el castaño hace acto de presencia, introduciéndonos el sendero, en un entorno de fincas dedicadas al cultivo de la castaña. A cada recodo del camino, ante nosotros se muestran estampas de gran belleza, en las cuales la cromática otoñal de las hojas del castaño, el azul del cielo, y el gris de la piedra de los riscos de Cartajima como telón de fondo, se entremezclan para nuestro deleite.

Encontramos bellos rincones en el inicio del camino hacia Júzcar.

Unos doscientos cincuenta metros después de tomar el sendero, desecharemos un camino que parte a nuestra izquierda. Unos ciento setenta y cinco metros más adelante, desecharemos también a la izquierda, un senderillo que se dirige a una finca. En otros cien metros, descartaremos un sendero que se abre a nuestra derecha. A partir de aquí, encontraremos tanto a izquierda como a derecha, múltiples accesos a fincas castañeras, los cuales descartaremos sistemáticamente, siguiendo siempre por la senda principal. Durante el trayecto, en algunos cruces encontraremos hitos de continuidad del PR-A 224, que nos ayudaran a seguir el camino correcto.

Caminamos entre fincas dedicadas al cultivo de la castaña.

En unos ochocientos setenta y cinco metros desde que comenzamos a caminar por este sendero, pasamos junto a una gran caseta de aperos, la cual se sitúa a nuestra izquierda.

Castaños y Los Riscos.

En algo más de cuatrocientos metros, alcanzamos el cauce, en el día de hoy seco, del arroyo Blanco. Lo cruzamos, e inmediatamente después, atravesamos una angarilla, la cual encontramos abierta (si la encontrásemos cerrada, tras nuestro paso, debemos dejarla igualmente cerrada). Comenzamos a caminar ahora por la vertiente derecha del arroyo, produciéndose un cambio de vegetación. El castaño cede su dominio a la encina, encontrándonos junto a esta algunos alcornoques y algún que otro quejigo.

Tras caminar un rato, si volvemos la vista atrás, tendremos una magnifica vista sobre el pequeño valle que encajona al arroyo Blanco. Destaca notablemente la diferente cubierta vegetal que tapiza una vertiente y otra. Como ya hemos visto, mientras que en la vertiente izquierda (a nuestra derecha), vemos como el castañar se extiende, acompañado de manchas mas o menos extensas de zumaque (Rhus coriaria), que en estas fechas exhiben una bella coloración rojiza, la vertiente derecha (a nuestra izquierda), esta ocupada principalmente por el encinar. Una buena parte de la explicación de este hecho, es la distinta naturaleza geológica del terreno. Mientras que el terreno donde se asienta el castañar está constituido por filitas, la otra vertiente, más próxima a los riscos de Cartajima, tiene una naturaleza caliza. Esto, entre otras cosas, determina el tipo de vegetación que puede desarrollarse sobre el terreno.

Vista del pequeño valle del arroyo Blanco. Nótese la diferente vegetación entre ambas vertientes.

Continuamos caminando en suave ascenso. Recorridos unos cuatrocientos setenta metros, en donde el camino realiza una cerrada curva a la izquierda, podemos observar, a nuestra derecha, los restos de una calera, integrados por un pozo circular, cuyo interior está revestido por un muro de piedras. En estos pozos, antiguamente, se introducía leña y encima de esta, piedra caliza. El pozo se cerraba con una bóveda de piedras, que se recubría de vegetación y tierra. Se prendía fuego a la leña, a través de un hueco en la parte baja del pozo, el cual era también utilizado para poder avivar el fuego. El contenido de la calera se mantenía ardiendo tres días, alcanzándose en su interior altas temperaturas (de 900º a 1200º C), transformándose la piedra caliza (carbonato de calcio), en cal viva (óxido de calcio). Trascurridos estos días, se procedía a la extracción de la cal, que posteriormente se mezclaba con agua obteniéndose la cal apagada o cal muerta (hidróxido de calcio), la cual era utilizada en construcción, y en el encalado de las fachadas de las viviendas.

Restos de una calera casi oculta por la vegetación.

Algo más adelante, el castaño, vuelve a hacer acto de presencia. Desde esta zona, podemos dirigir la vista hacia de donde venimos, pudiendo contemplar parte de las casas de Cartajima, la cancha Armola, el valle del arroyo Blanco, y parte de los Riscos. Si miramos a nuestra izquierda, veremos el pueblo de Pujerra, rodeado de castaños, y colgado de la ladera de su loma.

Pujerra, inicio y final de nuestra ruta de hoy.

Al poco, nos percatamos de la proximidad de una carretera, por el sonido de los vehículos al circular. Cuando llevamos recorridos cuatrocientos noventa metros desde que dejamos atrás la calera, el sendero muere en la carretera MA-7303 (antigua MA-518). En este punto, encontramos un poste con flechas indicadoras del PR-A 224. Una de ellas indica que Cartajima se encuentra a cincuenta minutos, y otra que Júzcar está a 10 minutos.

Poste del PR-A 224 en las cercanías de la carretera de entrada a Júzcar.

Tomamos la carretera a la izquierda, y comenzamos a caminar por el arcén izquierdo de esta, tomando las pertinentes precauciones ante el paso de los vehículos. Recorremos por esta unos doscientos veinticinco metros, cuando a nuestra derecha, en una pequeña explanada, vemos una señal de tráfico que indica hacia los riscos. A la derecha de esta, vemos un panel informativo sobre las aves de la serranía de Ronda. Cruzamos la carretera hacia estas señales.

Indicación hacia Los Riscos y panel sobre las aves de la Serranía de Ronda.

En este punto, vemos como parten dos carriles, uno terrizo a nuestra derecha, mediante el cual podemos acercarnos hacia los Riscos, y otro a la izquierda, hormigonado, que en descenso se encamina hacia Júzcar. Tomamos por este último. Mientras descendemos a nuestra derecha, tenemos una magnifica vista del peñón de Benamahoma (822 m.), el cerro del Romeral (967 m.), y el barranco por cuyo fondo discurre el arroyo Majales.

El peñón de Benamahoma (primer termino), el cerro del Romeral (detrás), y el barranco del arroyo Majales (derecha).

En unos trescientos cincuenta metros, alcanzaremos las primeras edificaciones de Júzcar. Asimismo en este punto, encontramos un poste del PR-A 224, el cual marca el punto de finalización de este sendero de pequeño recorrido, y que indica que Cartajima se encuentra a una hora de camino.

Poste del PR-A 224 que indica el final de este sendero en Júzcar.

Entramos en Júzcar a través de la calle de las Eretas, situada en el barrio de la Ereta, uno de los tres barrios en que se divide el pueblo, los otros dos son el barrio Alto y el barrio de la Fuente.

Entramos en Júzcar por el barrio de la Ereta.

Júzcar, situado a 623 metros de altitud, es el pueblo más irregular y disperso de todo el valle del Genal. En el podemos visitar la Iglesia Parroquial de Santa Catalina, la cual data en origen del siglo XVI, así como sus fuentes (Almáchar, Lampaina,  del chorrillo Trujillo y de la Chorrera), repartidas por diversos puntos del pueblo.

Iglesia Parroquial de Santa Catalina, Ayuntamiento y mercadillo "pitufo".

Sin embargo, lo que más caracteriza a Júzcar desde el 16 de junio del año 2011, es el color azul en que está pintado la totalidad del pueblo. Esto se debe a un acuerdo alcanzado entre el ayuntamiento de Júzcar, y la productora cinematográfica Sony Pictures, con el fin de promocionar la película “Los Pitufos 3D”. Para la presentación mundial de la nueva producción de Sony se buscaba un lugar pacífico, con pocos habitantes, de carácter tradicional y rodeado de naturaleza. Tras varias semanas de deliberación y competición con otros pueblos de Andalucía que reunían estas características se proclamó a Júzcar como el lugar ideal. En pocos días, el pueblo se transformó por completo, pintando de azul la totalidad de las casas, el ayuntamiento, la iglesia, la entrada del cementerio, etc., convirtiéndose Júzcar en el “pueblo pitufo”.
Durante todo el verano del 2011, el pueblo de Júzcar se mantuvo de color pitufo y se aprovecho la ocasión para celebrar mercados (todos los sábados y domingos), talleres, acontecimientos tradicionales, etc. En el mes de septiembre, Júzcar volvería a ser uno de los pueblos blancos de Andalucía. Sin embargo debido a la gran acogida que ha tenido el pueblo pitufo, se decidió prorrogar durante más tiempo que el pueblo siguiese pintado de azul.

¡¡¡ Hola pitufo !!!.

Añadido a 19 de diciembre de 2011: Se estima que hasta la fecha, el pueblo pitufo, ha sido visitado por unas 80.000 personas. Esto supone una gran dinamización económica y de promoción para la zona, pero a la par, conlleva la incomodidad que supone que la población se llene de visitantes cada fin de semana, con la consiguiente pérdida de la tranquilidad habitual de Júzcar. Debido a ello, se acordó realizar una votación popular el 18 de diciembre del 2011, para decidir si el pueblo seguía de color azul, o se volvía a pintar del color blanco tradicional. La votación dió la victoria al color azul por un 76% de los votos, por lo que Júzcar seguirá siendo el pueblo Pitufo durante un periodo indeterminado. Seguiremos atentos para ver de qué color será el futuro de Júzcar.

Júzcar, pueblo "pitufo".

Una vez visitado el pueblo pitufo y su mercadillo, hacemos un alto en el hotel el Bandolero, para tomar un café. Junto a este hotel, se ubica una placa de azulejos que versa sobre el término municipal de Júzcar.

Placa de azulejos acerca del término municipal de Júzcar, en las cercanías del hotel el Bandolero.

Tras esto, iniciamos el regreso hacia Pujerra. Para ello, salimos de Júzcar, por la calle de la Virgen de Moclón, la cual se sitúa justo enfrente del hotel el Bandolero.

Salimos de Júzcar a través de la calle Virgen de Moclón.
Caminamos descendiendo suavemente. Poco después de dejar atrás las ultimas casas del pueblo, desechamos un carril hormigonado que desciende a nuestra derecha. Ciento cincuenta metros más adelante, desaparece el hormigonado del carril transformándose en terrizo. Justo en este punto, parte a la derecha, un carril igualmente terrizo, el cual también ignoraremos.

Nuestro sendero, el cual discurre por la vertiente izquierda del río de Júzcar, y que es conocido como camino de las Alcoberías, casi llanea, perdiendo altura levemente. Numerosos chopos, jalonan sus márgenes, junto a numerosos zarzales. En unos seiscientos cincuenta metros, alcanzamos un sendero que se abre a nuestra izquierda, y que no tomaremos. Ciento veinticinco metros después, encontramos a nuestra derecha e izquierda unas cancelas de acceso a fincas, nosotros seguimos al frente.

Numerosos chopos crecen en los márgenes del río de Júzcar (12/11/2011).

En su descenso, el sendero nos aproxima cada vez más al cauce del río de Júzcar, el cual llevamos abajo a nuestra derecha. Al otro lado del río, tenemos la ladera de la loma de Benarrascón. Unos cuatrocientos metros después, encontramos un antiguo somier de cama, cortando el sendero, que hace la función de cancela. La atravesamos dejándola tal y cual la encontramos.

El río de Júzcar lleva un buen caudal, pudiéndose escuchar en varios puntos del recorrido, un estruendo de fondo, que delata la existencia de algún salto de agua que no podemos ver desde nuestra posición.

Cuando llevamos recorridos unos doscientos veinte metros desde que dejamos atrás el somier, encontramos a nuestra izquierda, un nuevo sendero que no tomaremos. Poco después, la pendiente del sendero aumenta. Descendemos rápidamente, y comenzamos a ver como en ambos márgenes del camino, crecen gran numero de chumberas. A nuestra derecha, llevamos una alambrada que flanquea el sendero. Más allá de ella, podemos contemplar unos magníficos ejemplares de chopo, alargados y esbeltos.

Chumberas y chopos en las cercanías del vado sobre el río Genal.

Magníficos ejemplares de Chopos (12/11/2011)

Al poco, tanto a nuestra izquierda, como a nuestra derecha, encontramos unas cancelas que dan acceso a unas fincas. Nosotros seguimos al frente, introduciéndonos en una zona ocupada por cañaverales. En escasos metros, por un hueco entre los cañaverales, afluimos a la orilla derecha del río Genal.

Alcanzamos el vado del Genal, a través de un hueco en los cañaverales (12/11/2011).

Caudal del río Genal.

El Genal fluye ante nosotros de izquierda a derecha, llevando un buen caudal, que fácilmente nos cubriría hasta las rodillas. Un poco a la izquierda  de donde nos situamos, encontramos tres gruesas cuerdas tendidas de orilla a orilla, amarradas a los troncos de sendos árboles, cuya finalidad es ayudar a vadear el río. En la otra orilla, un poco más a la izquierda de las cuerdas, vemos como desemboca en el Genal un arroyo, se trata del arroyo de la Hiedra. La vegetación que nos rodea, está compuesta por cañaverales, zarzas, higueras y hiedra que tapiza árboles y el suelo en algunas zonas.

Cuerdas tendidas sobre el río para facilitar su cruce (12/11/2011).

Nos disponemos a vadear el Genal, para ello tenemos dos opciones: o bien vamos pasando por las piedras que quedan al descubierto en el cauce, agarrados a las cuerdas, o bien nos descalzamos y atravesamos el caudal por donde mejor veamos. No recomiendo intentar atravesar el río pasando sobre las cuerdas como si de un puente tibetano se tratase. Las cuerdas no están colocadas muy adecuadamente para esto, resultando dificultoso situarse sobre ellas. Además no tienen suficiente tensión. Yo lo intente atravesar de este modo, y a mediación, la oscilación de las cuerdas era tal que acabé dándome un remojón en el río.

Una vez situados en la orilla izquierda, reanudamos nuestro camino. Inmediatamente hemos de pasar agachados por debajo de las ramas de una gran higuera, prácticamente abatida sobre el sendero, pero viva.

Deberemos pasar por debajo de esta higuera casi abatida.

Inmediatamente, a nuestra izquierda se abre un senderillo, mientras que nuestro sendero, más marcado, continúa al frente. Lo abandonamos un momento y nos desviamos a la izquierda por el ramal antes citado. En tan solo quince metros, alcanzamos el punto donde las aguas del arroyo de la Hiedra desembocan en el río Genal. Retrocedemos lo andado.

Desembocadura del arroyo de la Hiedra en el Genal.

Caminamos ahora por la denominada vega de Juan de Dios, por un estrecho sendero, llevando en paralelo a la izquierda, el cauce del arroyo de la Hiedra. A nuestra derecha, discurre un vallado semioculto por la abundante vegetación, que marca el límite de una finca.

En unos setenta metros, a nuestra derecha, encontramos la cancela que da acceso a la finca antes citada. A través de ella, apreciamos que está dedicada al cultivo de árboles frutales de cítricos. A la izquierda, vemos un vado a través del cual podemos cruzar el arroyo de la Hiedra, y alcanzar un carril. A nuestro frente, vemos como el sendero inicia un tramo en ascenso, en el cual se han realizado una serie de escalones mediante tablones y piedras.

Sendero escalonado.

Subimos por la escalera, para en unos veinte metros, conectar con un sendero que se extiende de derecha a izquierda. Desechamos el ramal de la izquierda, comenzando a andar por el de la derecha. Ascendemos suavemente por un precioso sendero, flanqueado por encinas y alcornoques de escaso porte. Entre ellos, podemos encontrar algunos arbustos de cornicabra. Asimismo a nivel del suelo encontramos algunos tipos de helechos y numerosas plantas herbáceas.

El ascenso se prolonga durante ciento cincuenta metros, tras los cuales alcanzamos una bifurcación del camino. A nuestra izquierda, parte un sendero, a través del cual regresaremos hacia Pujerra. Sin embargo, no lo tomaremos en este momento, ya que antes nos acercaremos a visitar las ruinas de la Real Fábrica de Hojalata de Júzcar. Para ello continuamos por el sendero que continua a nuestro frente. En veinticinco metros llegamos a una nueva bifurcación. Desechamos el sendero que parte a nuestra derecha, y continuamos a la izquierda por un carril no muy ancho que desciende.

Al poco, a nuestra derecha, vemos una vega, en la cual se asienta una cortijada. El camino nos conduce hacia ella. En unos ciento treinta metros, donde el carril hace una cerrada curva a la derecha, en el margen izquierdo del camino, encontramos un depósito de agua con forma cúbica, del cual se desprende un chorro de agua a modo de fuente.

Deposito de agua.

En unos cien metros más, alcanzamos las inmediaciones de la cortijada. Se trata de la actual finca La Fabrica. Gran parte de los edificios que la integran, son antiguas dependencias de la Real Fábrica de Hojalata de Júzcar, que han sido rehabilitadas, entre ellas la antigua capilla.

Finca La Fábrica (12/11/2011).

Antigua capilla de la Real Fábrica de Hojalata de Júzcar (12/11/2011).

En 1.725, se instaló cerca de Júzcar, en esta amplia vega próxima al río Genal y a la desembocadura del río de Júzcar, una importante industria siderurgica, para la elaboración de hojalata. Esta recibió el nombre de Real Fábrica de Hoja de Lata de San Miguel. Las razones para instalar en este lugar dicha fábrica fueron múltiples. En primer lugar la riqueza en mineral de hierro de la Serranía de Ronda, así como la riqueza en masas arboladas de los contornos de Júzcar, las cuales proveerían madera para hacer funcionar los altos hornos. En segundo lugar, la presencia del río Genal, el cual prestaría su energía para poner en funcionamiento los ingenios de la fábrica. Y por ultimo la relativa cercanía de los puertos marítimos del Mediterráneo y Atlántico, necesarios para llevar la hojalata al mercado español e iberoamericano.

Ruinas del edificio principal. Nótese el nogal que crece en su interior (12/11/2011).

Alrededor del edificio principal de la fábrica, se edificaron otros con diversas funciones, asi como un poblado para los obreros, el cual incluía una pequeña iglesia o capilla. En 1.726, el rey Felipe V, concede a estas instalaciones la exclusividad para fabricar hojalata en todo el territorio español durante quince años.

Edificio principal (12/11/2011).

Sin embargo, la producción de esta fabrica, fue siempre problemática y poco rentable, por varios factores. El primero de ellos, es la existencia de periodos de estiaje en el río Genal que durante periodos del año, dificultaban el normal funcionamiento de los ingenios. El segundo y quizás el más importante fuera el alto costo del transporte del mineral de hierro desde las minas, y posteriormente del producto acabado hacia los puertos, debido a la deficiente y dificultosa red de comunicación existente, lo cual aumentaba en mucho los costes de producción. Y finalmente, la entrada en competencia con los altos hornos del norte de España. Todo esto hizo inviable la explotación que finalmente ceso su actividad a finales del siglo XVIII. Durante el tiempo que estuvo activa fue un motor económico para la zona, empleando a gran numero de arrieros y obreros locales. En contrapartida, fomentó la deforestación de la zona.

Interior del edificio principal (12/11/2011).

Rodeamos la finca por la derecha, para acercarnos a las ruinas del edificio principal de la fábrica, entre cuyas arcadas interiores crece un inmenso nogal.

Arcadas del edificio principal (12/11/2011).

Dentro de las ruinas de este, observamos los restos del mecanismo del ingenio que transformaba la fuerza de la corriente del río Genal, el cual discurre junto al lateral izquierdo del edificio, en fuerza motriz para la fábrica.

Resto del mecanismo que transmitía la fuerza del río a la maquinaria de la fábrica (12/11/2011).

"Ventana al Genal" (12/11/2011).

Río Genal a su paso por la Fábrica de Hojalata (12/11/2011).

Damos por finalizada la visita a las ruinas de la fábrica de hojalata, y comenzamos a desandar el camino, hasta situarnos en el comienzo del sendero que anteriormente dije que usaríamos para retornar a Pujerra. Una vez allí continuamos nuestra ruta.

En unos quince metros, vemos como el sendero es cruzado por una gruesa manguera de goma negra que se extiende de derecha a izquierda. Justo en ese punto, a nuestra izquierda parte un senderillo que no tomaremos.

Caminamos ahora por la ladera de la loma Corona, subiendo por un sinuoso sendero, el cual en algunos puntos, alcanza la cresta de la loma, permitiéndonos ver tanto en dirección al cauce del Genal como al cauce del arroyo de la Hiedra. Asimismo en la lejanía, vemos el azul caserío de Júzcar.

Incorporación del río de Júzcar al Genal, visto desde la loma de la Corona (12/11/2011).

Vista sobre Júzcar desde la loma de la Corona.

Vista hacia el noreste desde la loma de la Corona.

Al poco, comenzamos a llevar a nuestra izquierda una alambrada. Cuando llevamos recorridos unos doscientos setenta y cinco metros desde que tomamos este sendero, alcanzamos una era en bastante buen estado de conservación.

Era en bastante buen estado de conservación.

Continuamos caminando, siempre con la alambrada a nuestra izquierda. En unos setenta metros, en el vallado, encontraremos una angarilla por la que debemos pasar para continuar hacia Pujerra. Más o menos en el mismo punto, comenzamos a ver a nuestra derecha, unos muretes de piedra. Si miramos con atención nos percataremos que dichos muros forman parte de unas rusticas viviendas. Se trata de las casas del antiguo despoblado de los Casarones.

Primeras edificaciones del despoblado de los Casarones.

Posponemos cruzar la angarilla, y continuamos por el sendero a nuestro frente, pasando junto a varias de estas viviendas. El sendero gira a la derecha, y en leve ascenso se encamina hacia el despoblado de Moclón. Como vamos algo justos de horas de luz, decidimos posponer la visita a Moclón para otro día, así que retornamos por el camino andado hasta situarnos nuevamente en la angarilla.

Casa del despoblado de los Casarones.

Una vez en esta, la abrimos no sin cierta dificultad. La atravesamos y tras cerrarla nuevamente comenzamos a andar a nuestra izquierda por un nuevo sendero, en el cual en su margen encontramos pequeños quejigos, y algunos alcornoques de gran porte.

Atravesamos la primera angarilla.

El sendero desciende en dirección al cauce del arroyo de la Hiedra. En algo más de cien metros, a nuestra derecha se abre otro sendero, el cual no tomaremos. Unos cuarenta metros más adelante, pasamos por nuestra izquierda, junto a un quejigo de cierto porte, el cual no ha podido sujetarse adecuadamente al terreno y ha caído sobre la ladera, aunque aun se encuentra enraizado y vivo.

Quejigo abatido.

Proseguimos perdiendo altura, serpenteando por la ladera noreste de la loma de la Corona. En menos de ciento cincuenta metros, llegamos a una angarilla, la cual cruzaremos y dejaremos convenientemente cerrada.

Segunda angarilla.

En escasos metros, llegamos al cauce del arroyo de la Hiedra, el cual vadeamos si su caudal es escaso pasando de piedra en piedra, o con la ayuda de dos troncos dispuestos sobre el a modo de puentecillo, si el nivel del agua es alto.

Vado en el arroyo de la Hiedra.

Alrededor de veinte metros después, alcanzamos una nueva angarilla, la cual del mismo modo que las anteriores dejaremos cerrada tras nuestro paso.

Tercera angarilla.

El sendero asciende fuertemente y atraviesa una zona rocosa con numerosas piedras sueltas. Al poco, a la izquierda, en la lejanía, vemos como el cauce del arroyo de la hiedra forma un salto de agua en el fondo de un barranco.

Seguimos ascendiendo, haciéndose el sendero más quebrado. A la par, se encajona entre coscojas, matorral diverso y alcornoques de escaso porte, siendo en algunos tramos poco evidente.

Ascendemos ecajonados entre alcornoques, coscojas y otros arbustos.

Recorridos algo más de doscientos ochenta metros desde la última angarilla, llegamos a una bifurcación de senderos. Desecharemos el de la izquierda, y tomaremos por el de la derecha. Durante un tramo nos acompañara una gruesa manguera de goma negra que procede de una alberca situada algo más arriba.

En unos ciento treinta metros, alcanzamos una nueva bifurcación. En este caso podremos optar por cualquiera de los dos senderos. El que parte hacia la izquierda, algo más en ascenso, conduce hasta un carril en unos setenta metros. El que parte a la derecha con una menor pendiente, da un rodeo más largo, pasando en algo más de cien metro junto a la alberca de la cual procede la goma antes citada, y que se conoce como alberca de la Alcaría. Finalmente este sendero en otros noventa metros, acaba desembocando en el mismo carril que lo hacia el otro, más o menos en el mismo punto.

Si optamos por el sendero de la derecha, pasaremos junto a la alberca de la Alcaría.

Una vez en el carril, tomamos este a nuestra derecha y continuamos ascendiendo. Si miramos a nuestra derecha abajo, tendremos otra perspectiva de la alberca de la Alcaría, mostrándonos su singular forma.

Alberca de la Alcaría vista desde el carril.

Ascendemos ahora con más inclinación. Ciento cincuenta metros más adelante, a nuestra derecha parte un sendero, el cual ignoraremos, siguiendo en la dirección que traíamos.

Unos sesenta metros más adelante, alcanzamos una puerta metálica de dos hojas, la cual corta completamente el carril. Esta puerta no se encuentra asegurada con cadena alguna, pudiéndose perfectamente abrir. La abrimos y pasamos por ella, dejándola nuevamente cerrada.

Cancela metálica que corta el carril.

Poco a poco, los quejigos, encinas y alcornoques que nos han acompañado durante un buen tramo de nuestro recorrido, van cediendo su hegemonía nuevamente al castaño. Discurrimos ahora en suave ascenso entre fincas dedicadas al cultivo de la castaña. Encontramos algunos ramales a izquierda y derecha que dan paso a los campos de castaños y fincas, y que obviaremos siguiendo al frente por el carril principal.

Caminando por el camino de la Complilla.

Vista sobre la cancha Armola, desde el camino de la Complilla.

El carril por el que caminamos, recibe el nombre de camino de la Complilla. Cuando llevamos recorrido por el aproximadamente un kilómetro desde la puerta metálica, a nuestra derecha y arriba, comenzamos a ver el cementerio de Pujerra. Unos metros más adelante, también a la derecha, pasamos junto a una casilla. En setenta y cinco metros, a la izquierda, encontramos un camino cuya entrada está cortada por una cadena. Lo ignoramos. En metros, el carril terrizo, se torna hormigonado, y poco después, a nuestra derecha, parte un ramal, que se dirige al cementerio.

Hojas de Castaño.

El ocaso ya está próximo.

Castaños casi desnudos.

Entramos en Pujerra con las últimas luces de la tarde.

Entramos en Pujerra con las últimas luces del ocaso, por la calle Esperón. Tan solo nos queda callejear un poco por el pueblo, para alcanzar la fuente del Hiladero, donde se encuentra situado nuestro vehículo, poniendo punto y final a esta diversa y variopinta ruta por el valle del Genal.


Bibliografía:

-         “Valle del Genal – Guía del excursionista”. Rafael Flores Domínguez. Editorial La Serranía. Ronda 2007.
-         “Guía Botánica de la Serranía de Ronda”. Manuel Becerra Parra. Editorial La Serranía. Ronda 2008.
-         “Avance del Plan General de Ordenación Urbanística de Pujerra – Memoria”. Oficina de Planeamiento de la Diputación Provincial de Málaga. 2006.
-         www.juzcar.es
-         www.juzcar.com
-         www.serraniaronda.info

3 comentarios:

  1. Gran entrada y gran ruta. Enhorabuena.

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  2. Hace ya algunos años que el acceso al antiguo edificio de la Fabrica de Hojalata de Juzcar, estaba vedado por un vallado. Sabíamos que se estaban llevando a cabo obras en ella, pero sin saber con que fin. Esta noticia clarifica el asunto:
    http://www.diariosur.es/interior/201611/07/recuperan-antigua-fabrica-hojalata-20161107103130.html

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