miércoles, 3 de octubre de 2012

Ruta Benamahoma – El Bosque por el cauce del río Majaceite. Puerto de El Boyar.



Bonita y fácil ruta, realizada el 03 de octubre del 2012, la cual une las localidades de Benamahoma y El Bosque, recorriendo el cauce del río Majaceite. A nuestro paso podremos disfrutar del magnifico bosque de galería que se desarrolla en sus orillas. Ruta ideal para hacer en familia.







Provincia: Cádiz.
Localidad de referencia: Benamahoma.
Tipo de ruta: Lineal.
Distancia: 4,8 kilómetros.
Época recomendada: Todas.
Dificultad: Baja.


Mapa general de la ruta.

Perfil de la ruta.

El recorrido que describo a continuación, es la segunda de las cuatro pequeñas rutas que llevamos a cabo en el sector gaditano del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, durante unas pequeñas vacaciones en la zona, a principios del mes de octubre del presente año 2012.

Los planes para el día 03 de octubre, comprendían en primer lugar la visita al puerto de El Boyar, para posteriormente proseguir hacia la población de Benamahoma, donde dejaríamos nuestro vehículo. Desde allí, nos desplazaríamos ya a pie, al pueblo de El Bosque, salvando la distancia existente entre ambas localidades, mediante la ruta que las une siguiendo el cauce del río Majaceite. Una vez visitado este, regresaríamos a la inversa por el mismo recorrido a Benamahoma, para finalizar el día visitando dicho enclave antes de regresar a donde teníamos nuestro alojamiento.

Aquella mañana, nos pusimos en marcha a eso de las 9h. Una vez en nuestro vehículo, pusimos rumbo hacia la localidad de Grazalema, tomando para ello la carretera A-372 Arcos de la Frontera – Grazalema – Ronda. Tras recorrer unos quince kilómetros de sinuosa carretera, la cual atraviesa bellos parajes dominados por el alcornoque, alcanzamos dicha población, situada a los pies de la sierra del Endrinal. Pero hoy no nos detendremos en ella, y tras atravesar el pueblo, seguimos por la A-372 hacia Benamahoma, pedania de Grazalema. Unos tres kilómetros y medio después, alcanzamos el Puerto de El Boyar, lugar donde haremos un alto para contemplar la magnifica panorámica existente.

El Puerto de El Boyar, se sitúa a 1.103 metros de altitud, siendo punto natural de paso entre las sierras del Pinar y del Endrinal. Su nombre parece guardar relación con la existencia en estos parajes, en épocas pasadas, de una dehesa boyal, es decir, una dehesa cuyos terrenos, eran comunales al vecindario de un pueblo, y en los cuales podía pastar libremente el ganado de todos los habitantes de este.

Una vez en el puerto de El Boyar, dejamos el vehículo en una explanada habilitada como aparcamiento que encontramos a la izquierda según el curso de la marcha. En esta explanada, vemos la presencia de una edificación, se trata del merendero de El Boyar.

Explanada de aparcamientos y merendero en el puerto de El Boyar.

De este punto, parten tres senderos balizados por la administración andaluza: sendero Salto del Cabrero, sendero camino de Los Charcones, y sendero puerto de Las Presillas. Por lo tanto, en las inmediaciones encontramos varios postes indicadores y paneles informativos acerca de estos itinerarios.

Poste con flechas indicadoras de los diferentes senderos que parten del puerto de El Boyar.

Punto de inicio del sendero Salto del Cabrero.

Unos pocos metros a la derecha de esta explanada, se ubica el mirador del puerto de El Boyar. Situados en el vemos a nuestra derecha la sierra del Pinar, a la izquierda la sierra del Endrinal, y a nuestro frente, limitadas por ambas sierras, el denominado corredor de El Boyar.

Panel explicativo del mirador del puerto de El Boyar.

En la sierra del Pinar, desde esta perspectiva, destaca especialmente el cerro Monete (1.444 m.), el cual es conocido también como “falso San Cristóbal”, debido a que es frecuentemente confundido con el San Cristóbal (1.555 m.). Dicha confusión se debe a dos razones: por un lado, ambos montes tienen una morfología cónica, y por otro, el cerro Monete visto desde el puerto de El Boyar, tapa al San Cristóbal.
En la zona situada más a la izquierda de la sierra, asoma tímidamente el Torreón o Pinar (1.654 m.), el cual además de la máxima altura de la sierra del Pinar, es la cota máxima de la provincia de Cádiz.

Sierra del Pinar desde el puerto de El Boyar. A la derecha destaca el cerro Monete (1.444 m.). Panorámica obtenida mediante la unión de seis fotogramas.

En la parte situada más a la derecha de la sierra del Endrinal, destaca, sin lugar a dudas, el Salto del Cabrero. Se trata de un antiguo peñón de roca caliza, el cual en algún momento del desarrollo geológico de estas sierras, se fracturó en dos, por medio de una falla de tipo normal. El bloque elevado o colgante de la falla, correspondería al escarpe situado a la izquierda, el cual se eleva hasta los 985 metros de altitud, y que recibe el nombre de Salto del Cabrero propiamente dicho. El bloque hundido o yaciente, correspondería al cerro de la derecha, el cual recibe el nombre de cerro de la Mesa (922 m.). Entre ambos bloques, se delimita un cañón, de más de kilómetro y medio de largo, y de aproximadamente unos cincuenta metros de anchura en su parte más estrecha.

Salto del Cabrero (izquierda) y el cerro de la Mesa (derecha). La casa en el centro-izquierda de la imagen es el cortijo de Las Albarradas.

El nombre de este enclave, tiene su origen en una leyenda, de la cual hay diversas variantes. La primera de ellas, hace referencia, a un intrépido cabrero de la zona, el cual cruzó el cañón por su parte superior de un solo salto, y sin derramar una sola gota de leche, de una cantara que llevaba para su hijo que estaba enfermo. Otra versión, nos cuenta, que el cabrero salto el cañón, cuando era perseguido por el diablo. Finalmente, otra, nos dice, que el cabrero era perseguido por un usurero prestamista y sus hijos, a los que debía una cantidad. En la huida, el cabrero cruzó de un salto una pequeña grieta en el terreno, y en ese punto, tras su paso, se abrió asombrosamente en pocos segundos, el cañón que vemos hoy, haciendo caer al fondo del abismo al prestamista y a sus hijos. En fin, que cada cual escoja la que más sea de su agrado.

Como ya hemos dicho, entre ambas sierras, podemos contemplar el denominado como corredor de El Boyar. Se trata, de una depresión alargada, que se extiende en dirección ENE-WSW, desde aproximadamente las localidades de Grazalema a Ubrique, y flanqueada por las sierras del Pinar y del Endrinal. La estructura e historia geológica y tectonica del corredor de El Boyar, es extremadamente compleja, y en algunos aspectos aún en estudio. De forma simplificada, podemos decir, que por el fondo de la depresión, discurriría la parte más occidental de la denominada falla o accidente Cádiz-Algeciras. A uno y otro lado de la falla, se enfrentan materiales pertenecientes a dos dominios geológicos diferentes de las cordilleras Béticas. A la izquierda, encontramos materiales del dominio Penibético, los cuales conforman la sierra del Endrinal. A la derecha, los materiales existentes, pertenecen al dominio Subbético Medio, los cuales constituyen la sierra del Pinar. En algunos puntos, intercalados entre los materiales de ambos dominios citados, encontramos materiales pertenecientes al Complejo o Flysch del Campo de Gibraltar, así como materiales de procedencia aun no muy bien determinada, y que constituyen las denominadas Escamas del Corredor de El Boyar.

Vista hacia el corredor de El Boyar. Panorámica obtenida mediante la unión de seis fotogramas.

Más allá del Corredor de El Boyar, mirando en dirección sur, situada tras el Salto del Cabrero, podemos apreciar la sierra de la Silla, próxima a Ubrique, con sus principales cumbres, que de izquierda a derecha son el cerro del Torero (899 m.), el Adrión (919 m.), el pico de La Silla (920 m.), y el Higuerón de Tavizna (735 m.). A la derecha de la sierra de La Silla, apreciamos también la sierra de Albarracín, cercana a los pueblos de El Bosque y Benamahoma, con sus cimas principales, el cerro Ponce (951 m.), a la izquierda, y el cerro Albarracín (975 m.), a la derecha. Asimismo, más próximo a nosotros, en un cerrete situado aproximadamente entre ambas sierras, vemos el castillo de Aznalmara, también conocido como castillo de Tavizna.

Tras un buen rato contemplando todos los accidentes orográficos, que este mirador pone al alcance de nuestra retina, decidimos reemprender viaje hacia Benamahoma.

Unos cuatro kilómetros después de abandonar el puerto de El Boyar (poco antes de alcanzar el punto kilométrico 40 de la A-372), una señal nos informa de que nos aproximamos al comienzo del sendero que asciende al Torreón. Unos cincuenta metros después, a nuestra izquierda vemos una pequeña explanada donde podemos aparcar el vehículo, y a la derecha unos paneles informativos, a pie del comienzo del sendero. Para realizar este sendero, es preciso solicitar la pertinente autorización a la gerencia del Parque Natural Sierra de Grazalema. En otra ocasión será. Nosotros proseguimos hacia Benamahoma.

Aproximadamente tres kilómetros después (justo cuando alcanzamos el punto kilométrico 37 de la A-372), vemos a nuestra derecha el Área Recreativa Llanos del Campo. Buen lugar para pasar un día campestre en familia.

Poco después, comenzamos a ver a nuestra derecha, las casas de Benamahoma. Tras haber recorrido aproximadamente un kilómetro ochocientos metros desde el Área Recreativa Llanos del Campo, alcanzamos un acceso al pueblo que se abre a nuestra derecha. Sin embargo no tomaremos por el, sino que proseguiremos por la A-372 durante un kilómetro con seiscientos metros más, hasta alcanzar otro acceso al pueblo, el cual al igual que el anterior se abre a la derecha. Tras recorrer por el unos cuatrocientos metros, alcanzamos una rotonda, con una fuente decorada con una serie de cantaros y orzas. En las inmediaciones encontramos el edificio de la cooperativa del mueble San Antonio, la venta El Bujío, y una serie de plazas de aparcamientos en las que estacionaremos nuestro vehículo.

Benamahoma. Plaza próxima al comienzo del sendero de río Majaceite.

Un poco a la izquierda de la venta El Bujío, veremos un puente con unas barandas de piedra y madera, el cual es el punto de inicio de la ruta. Junto a este, encontraremos un panel informativo acerca del sendero local SL-A 116 “Río Majaceite”, denominación oficial que recibe este sendero que nos disponemos a recorrer.

Comienzo del sendero del río Majaceite.

El río Majaceite, o Guadalcacín, es el afluente principal del río Guadalete. Tiene su nacimiento oficial, en Benamahoma, en el paraje del Nacimiento, en donde surge del interior de la sierra. El Majaceite, recibe también el nombre de río de El Bosque, desde su nacimiento, hasta que alcanza el embalse de Los Hurones. Desde aquí recorre aproximadamente unos cincuenta kilómetros, hasta llegar al embalse de Guadalcacín. Poco después, realiza su desembocadura en el Guadalete, al sur de Arcos de la Frontera, en la denominada como Junta de los Ríos.

Panel informativo del sendero.

Sin más dilación atravesamos el puente, y en escasos metros, el paisaje cambia totalmente. Nos introducimos en un ambiente umbroso y fresco, en el cual el rumor del agua y el canto de los pájaros son la sinfonía dominante. A nuestra derecha, llevamos el cauce del río, mientras que la vegetación del bosque de galería nos envuelve.


El bosque de galería, esta constituido por una asociación de especies vegetales, especialmente bien adaptadas a terrenos con una alta humedad del suelo. Dichas especies, se disponen a modo de una banda de vegetación en ambas orillas, la cual acompaña al cauce a lo largo de su recorrido. Las especies de mayor porte, se elevan sobre el cauce, formando a modo de un túnel vegetal sobre este, razón por la cual este tipo de vegetación recibe el nombre de bosque de galería. El bosque de galería que se desarrolla en el río Majaceite, es uno de los mejor conservados del Parque Natural Sierra de Grazalema, siendo las principales especies vegetales que encontramos en el, chopos, sauces, fresnos, higueras, zarzas, hiedras, madreselvas, adelfas y diversos juncos y cañaverales, entre otros.

Entre la fauna que es posible avistar, encontramos gran cantidad de pájaros propios de los ambientes ribereños, entre los que destacaré el martín pescador. También podemos ver barbos, truchas, culebras de agua y si la suerte nos acompaña, la tímida nutria.

El sendero está perfectamente marcado, señalizado y acondicionado con escaleras, puentes y pasarelas, que permiten resolver con facilidad los pasos más complicados. Siempre discurre en paralelo al río, o bien por una orilla o por la otra. A veces más próximo al cauce, y otras algo más alejado. En algún punto, el camino se bifurca, pero pronto vuelven a confluir los ramales. El sendero realiza pequeñas subidas y bajadas encadenadas unas tras otras, pero que finalmente se traducen en una perdida de altura total desde Benamahoma (408 m.), hasta El Bosque (264 m.). Se trata de una perdida de altitud neta de 144 m. en algo menos de cinco kilómetros. Por todo ello el sendero es fácil tanto de seguir como de realizar por todo tipo de personas, también aquellas poco habituadas al senderismo (quizás para niños pequeños, los aproximadamente diez kilómetros (ida y vuelta), estén un poco al limite de sus capacidades). Por esta razón, no me extenderé en exceso en reseñas sobre el recorrido, limitándome solamente a los hitos más destacables.

El sendero está acondicionado con escaleras, puentes y pasarelas que ayudan a salvar los pasos más complicados.

Unos veinticinco metros después de haber comenzado a caminar, por nuestra izquierda se une un pequeño arroyo al cauce principal del Majaceite. Cruzamos dicho arroyo por medio de un pequeño puentecillo de madera. Unos ciento cincuenta metros más adelante, a la izquierda del sendero encontramos una edificación, y junto a esta, al otro lado del sendero, un panel informativo sobre los batanes. Posiblemente dicha edificación en otro tiempo fuera un batán (?).

Pequeño puente de madera. Uno de los muchos puentes que encontraremos en el recorrido.

El caudal del río Majaceite, al igual que otros ríos y arroyos de la zona de Grazalema, fue aprovechado durante gran cantidad de tiempo, para hacer funcionar la maquinaria de una serie de ingenios, destinados a diversas tareas. Entre estos encontramos los molinos harineros y de aceite (almazaras), maquinarias para trabajar o batir el cobre (martinetes) y para tratar los tejidos (batanes).

El batán o pisón, es una maquina, construida en madera e impulsada por energía hidráulica, destinada a transformar los tejidos abiertos en otros más tupidos, mediante la acción de unos mazos que golpeaban estos hasta compactarlos. En la zona, se empleaban sobre todo para dar a las afamadas mantas de Grazalema, que se confeccionaban con lana de oveja merina de Grazalema, de alta calidad , lo que se denominaba como “apresto”, es decir, una mayor resistencia e impermeabilidad al agua. Dicha operación, se denominaba abatanado o enfurtido.

Batán conservado en el pueblo de Aniezo (Cantabria, España). Imagen tomada de Wikimedia Commons. Autor: jroblear.

En un batán, podemos distinguir tres partes fundamentales. La primera de ellas, es el sistema hidráulico, el cual estaba constituido por un canal para la conducción del agua desde el cercano río, hasta una rueda, usualmente de más dos metros de diámetro, la cual tenia adosada a su borde exterior, una serie de palas. El agua al caer sobre las palas, hacia que la rueda girase. Acoplado al centro de la rueda existía un eje solidario de madera, también denominado árbol, el cual giraba a la par que la rueda, y que mediante unas levas, accionaba los dos mazos del batán de forma alterna.
La segunda parte del batán, es el denominado armazón o potro, consistente en una estructura de cuatro postes de madera, anclada firmemente al suelo, y de la cual pendían los mazos, también denominados porros, cuyo peso oscilaba entre los 70 y 90 Kilos.
La ultima parte, se conoce como imia o cuba. En ella se introducían los paños, doblados en zig-zag, en una cantidad determinada, que se media en varas (de 20 a 30 varas). La imia disponía de una conducción de agua asociada, la cual permitía remojar la tela durante todo el proceso de golpeteo. Este duraba entre veinticuatro y treinta horas, deteniéndose el batán unas tres veces durante el proceso, para cambiar las mantas de posición y así obtener un acabado uniforme. Finalizado el abatanado, las mantas se golpeaban con una pala de madera sobre una gran losa, con el fin de quitarles las arrugas. Tras esto, se dejaban secar, para después someterlas a un proceso de cardado con el fin de sacarles el pelo.
Los batanes tuvieron gran importancia en la economía local hasta bien entrado el siglo XIX, durante el cual, los cambios socioeconómicos y la aparición de nuevas maquinarias, los hicieron quedar obsoletos, siendo estos progresivamente abandonados.

Continuamos caminando, atravesando otro pequeño puente de madera, y dejando a la derecha otro metálico cerrado por una pequeña cancela de madera. En unos doscientos treinta metros, a la izquierda encontramos una alambrada sobre la cual se desarrolla la hiedra. Adosada a esta encontramos un cartel que nos informa que los terrenos que limita pertenecen a un alojamiento rural. Se trata de otro antiguo batán, cuyo edificio principal ha sido recuperado para desempeñar la función de alojamiento rural, bajo el nombre del Batán de Lara. En el margen derecho del sendero, parcialmente cubierto por la vegetación, vemos unos restos de edificación, los cuales pertenecieron en otro tiempo al citado batán.

Proseguimos, y en algo más de trescientos metros, a nuestra izquierda, aparecen las ruinas de un antiguo molino harinero. En su interior, encontramos tirada en el suelo, una de las piedras o muelas, que se empleaban en la molienda, fracturada ya por la acción de los elementos.


Ruinas de Molino harinero. Obsérvese la antigua muela situada en el suelo.

Poco después, alcanzamos una zona con menor densidad de vegetación. Al frente, vemos un bello grupo de chopos de gran porte. Comenzamos a caminar entre ellos, recuperando la vegetación su densidad. Algo después, atravesamos en ligero ascenso una zona pedregosa, algo más alejada del cauce del río. Luego descendemos, por medio de una escalinata provista de un pasamano de madera.

Caminamos a continuación por una bella chopera.

Habremos recorrido algo más de ochocientos metros, cuando alcanzamos un puentecillo metálico por el que cruzamos el río hasta su otra orilla. A partir de este punto, el cauce se encajona, mostrándonos, tanto el propio río como la vegetación que lo acompaña, sus mejores encantos.

El sendero del Majaceite es visitado por un gran numero se senderistas cada año.

El sendero se encajona, mostrándonos bellos rincones.

Unos ciento veinticinco metros más adelante, cruzamos un nuevo puente metálico, pasando otra vez a la orilla opuesta. Recorridos otros cien metros, por medio de un claro en la vegetación, a la derecha, en la orilla opuesta, vemos una gran pedrera. Justo por encima de esta, podemos ver los restos de un canal, mediante el cual se transportaba el agua a la Fabrica de la Luz (la cual visitaremos más adelante).

Pedrera. Si miramos con atención por encima de ella veremos los restos de un canal que proveía de agua a la Fabrica de la Luz.

En unos ciento treinta metros, llegamos a un nuevo puente, formado por dos tramos dispuestos en ángulo. El sendero se estrecha cada vez más, en algunos puntos tanto, que se han instalado pasamanos para proporcionar cierto grado de seguridad.

Puente situado en la zona más angosta del recorrido.

A nuestra izquierda, podemos contemplar una serie de pequeños saltos de agua y pozas de idílico aspecto, situándose las más destacadas a escasos setenta metros desde que cruzamos el puente. En este punto, encontramos también un panel informativo sobre el bosque en galería en el río Majaceite.


En este tramo encontramos varios saltos de agua de gran encanto.

Tras recorrer algo menos de trescientos metros por una zona de gran belleza, y superar un corto tramo en el que se ha producido un desprendimiento de rocas sobre el camino, alcanzamos otro puentecillo metálico.

Atravesamos bellos rincones.

En escasos setenta metros, desembocamos en un carril. A nuestra derecha, junto a un poste de direcciones del SL-A 116, encontramos una gran cancela metálica, la cual se encuentra abierta. Se trata de la entrada a las instalaciones de la Fabrica de la Luz. La abrimos y nos introducimos en el recinto para visitar las ruinas.

Poste de direcciones del SL-A 116 a la altura de la Fabrica de la Luz.

Cancela de acceso a las ruinas de la Fabrica de la Luz. Junto a esta, encontramos un poste de direcciones del sendero, y un cartel que indica hacia el Jardín Botánico El Castillejo y hacia Benamahoma.

La Eléctrica de la Sierra, más comúnmente conocida como la Fabrica de la Luz, cesó su actividad en el año 1963. Hasta entonces, empleaba la fuerza motriz del río Majaceite para la producción de energía hidroeléctrica. Para ello, el agua era captada río arriba, en la zona que hemos recorrido cercana a los batanes, mediante una zúa o azud. Posteriormente era conducida mediante un canal que recorría la falda sur de la sierra del Labradillo (recordad el canal que vimos por encima de la pedrera), hasta un pequeño embalse situado por encima del edificio de la Fabrica de la Luz. Desde este embalse el agua bajaba en vertical por medio de una canalización, siendo su fuerza empleada para mover la maquinaria que generaba la electricidad.


Ruinas de las instalaciones de la Fabrica de la Luz.

Concluida la visita a la Fabrica de la Luz, retornamos al carril. Recorremos por este unos cincuenta metros, para después abandonarlo por medio de un sendero que parte a nuestra derecha, y que continúa próximo al cauce del río.

Si hubiésemos proseguido por el carril, en aproximadamente un kilómetro trescientos metros, llegaríamos al jardín botánico El Castillejo, el cual se sitúa ya próximo a la localidad de El Bosque. Este jardín botánico, forma parte de la Red Andaluza de Jardines Botánicos y Micológico en Espacios Naturales (RAJBEN). Se trata esta, de una Red de Jardines Botánicos, distribuidos por el territorio autonómico, con criterios ecológicos, para el conocimiento, conservación y exposición de las plantas que componen el tapiz vegetal de Andalucía, el cual esta integrado actualmente por once centros. El Castillejo, alberga ejemplares vegetales pertenecientes al sector biogeográfico rondeño, el cual se extiende desde la sierra de Grazalema (abarcando toda la serranía de Ronda y sierra Bermeja), hasta la sierra de Loja. Se organiza en nueve áreas, dedicada cada una a un ecosistema concreto (pinsapar, quejigal, alcornocal, encinar, acebuchal, dehesa, vegetación ripícola, vegetación rupícola y vegetación serpentinícola). Sin duda una cita ineludible para todos los interesados en la vegetación de la zona. Desde El Castillejo, podemos acceder a la población de El Bosque en escasos cientos de metros. Este camino, por lo tanto, puede ser considerado una alternativa de regreso, para hacer “algo más circular” la ruta.

Continuamos por el sendero cercano al cauce. En unos doscientos setenta y cinco metros, cruzaremos nuevamente de una orilla a otra por medio de un puente metálico. Nada más cruzarlo, salimos a un terreno más abierto, en el cual a nuestra izquierda llevamos el cauce del Majaceite, y a la derecha tenemos una alambrada, que limita unos terrenos adehesados dedicados como pastos, los cuales reciben el nombre de dehesa del Lomo de Enmedio.

Terreno más abierto en la zona del Lomo de Enmedio.

En escasos doscientos metros, atravesamos el cauce del arroyo de la Pava, que se incorpora al río de El Bosque, por medio de un puente. Proseguimos, y en algo más de doscientos cincuenta metros, pasamos por una pasarela de madera. Poco después a la izquierda, comenzamos a ver el edificio del Molino de de Arriba, antiguo molino harinero, el cual ha sido rehabilitado como alojamiento rural bajo el nombre de La Huerta del Molino.

Pasarela de madera, situada poco después de atravesar el arroyo de la Pava.

Otros doscientos metros más adelante, nuestro sendero interseca con un carril. Se trata del denominado camino del Espino, el cual se dirige a la zona del llano del Espino. Lo cruzamos, y proseguimos por el sendero que traíamos que continua al otro lado del carril. Casi inmediatamente (unos treinta metros), atravesamos el cauce del arroyo del Espino en la zona de su desembocadura en el Majaceite, por medio de otro puente.

Unos ciento veinticinco metros después, encontramos a nuestra derecha, un gran bebedero para el ganado. En su interior alguien ha colocado un panel informativo sobre la trucha en el río Majaceite, el cual debía estar clavado en el suelo, en otra localización próxima, y que habrá sido arrancado o derribado.

Bebedero para ganado.

Recorridos otros cien metros, a nuestra izquierda vemos una zúa o azud, se trata de una pequeña represa, de la cual se nutre de agua las instalaciones de la piscifactoría El Bosque.

Azud del que toma sus aguas la piscifactoría de El Bosque.


Proseguimos. Al poco comenzamos a ver, entre la vegetación, a nuestra izquierda, las primeras casas del pueblo de El Bosque. A algo más de quinientos metros desde que alcanzamos la zúa, a nuestra izquierda, a través de una alambrada, veremos las instalaciones de la piscifactoría El Bosque, en la cual se crían dos especies alóctonas de trucha, la trucha arco iris, de carne blanca, y la trucha asalmonada, cuya carne es rosada.

Instalaciones de la piscifactoría El Bosque.

En ciento cincuenta metros, alcanzamos el cartel informativo que marca el punto final del sendero SL-A 116 Río Majaceite, el cual finaliza junto al albergue juvenil del pueblo. Las instalaciones del albergue ocupan la edificación reacondicionada del antiguo molino de Enmedio.

Paisaje poco antes de alcanzar la población de El Bosque.

Nos disponemos ahora a visitar El Bosque, para ello, giramos a la izquierda, y ascendemos un corto trecho por el denominado camino de Los Pescadores, dejando a nuestra derecha el albergue juvenil. Al poco alcanzamos la puerta de entrada a la piscifactoría El Bosque (a la izquierda) y las instalaciones del bar Majaceite (derecha).

Entrada a la piscifactoría El Bosque en el Camino de Los Pescadores. A la derecha encontramos el Bar Majaceite.

En vez de continuar en este punto por el camino de Los Pescadores (al frente), torcemos a la derecha  y subimos la dura cuesta de la calle de Jaén. Desde este punto, ya solo tenemos que dejarnos llevar por el trazado de las calles, para así conocer los rincones y recovecos del pueblo de El Bosque.

Ascendemos la dura cuesta de la calle de Jaén.

En nuestro caminar por el pueblo, visitamos la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, del siglo XVIII, para luego, tras almorzar, dirigirnos al Centro de Visitantes del Parque Natural Sierra de Grazalema, en donde además de ver la exposición permanente sobre el parque que allí se ubica, consultamos una serie de cuestiones sobre la obtención de permisos para futuras rutas.

Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe. El Bosque.

Nido de cigüeña sobre torre eléctrica en El Bosque.

Centro de Visitantes del Parque Natural Sierra de Grazalema. El Bosque.

Finalizada la visita a El Bosque, retornamos hacia Benamahoma, realizando en sentido inverso el sendero del río Majaceite.

Llegados ya a Benamahoma, y tras tomar un refresco en la venta el Bujío, no podíamos abandonar la población, sin visitar el Nacimiento de Benamahoma, punto oficial de nacimiento del río Majaceite. Para ello ascendemos unos setecientos metros por la calle de la Cuesta de la Venta. Lo encontraremos a nuestra derecha, pudiendo aparcar sin problema prácticamente delante de el.

En el Nacimiento, el agua que brota del manantial, se recoge y se conduce a una pequeña alberca rodeada por una serie de barandas. La fuente del nacimiento no deja de manar en ningún momento del año. Por los alrededores encontramos una serie de instalaciones que hacen que este enclave se encuentre acondicionado para el disfrute del público, con bancos, pequeñas zonas ajardinadas, alumbrado, etc. Por encima de la alberca, accesible por unas cortas escaleras y rampas, se sitúa una hornacina, en cuyo interior hay una talla de la Virgen del Rosario, rodeada de flores y exvotos.
Sinceramente, no es que sea feo el lugar, pero visto el río, la verdad es que me esperaba otra cosa menos “domestica”.

Nacimiento de Benamahoma.

Al otro lado de la calle por la que hemos accedido al Nacimiento, podemos ver a través de una alambrada las instalaciones de la piscifactoría de Benamahoma, dedicada igualmente que la de El Bosque, a la cría de la Trucha, y que toma su agua de las proximidades de la fuente del Nacimiento.

En la misma calle, unos metros más arriba del Nacimiento, a nuestra derecha, encontramos una indicación de que el sendero del Pinsapar, tiene su comienzo a unos trescientos cincuenta metros. Junto a ella, encontramos también un panel informativo sobre El Pinsapar. Igualmente que en el caso del sendero del Torreón, para poder recorrer el sendero del Pinsapar, es preciso solicitar un permiso a la gerencia del Parque Natural.

Cerca del Nacimiento de Benamahoma, comienza el sendero del Pinsapar.

En este punto, y no pudiendo acercarnos ya a ver el cercano Ecomuseo de Agua, damos por finalizadas las visitas del día de hoy, y emprendemos el regreso a nuestro alojamiento. No obstante, antes realizamos una parada en el mirador del puerto de El Boyar, ya que en el momento justo en que pasamos por el, el sol se pone por el horizonte, cubriendo de sombras el corredor de El Boyar. Magnifico espectáculo para poner punto y final a un magnifico día, como el de hoy.

Puesta de sol sobre el corredor de El Boyar. Panorámica obtenida mediante la unión de siete fotogramas.


-         “Parque Natural Sierra de Grazalema-Guía del Excursionista 1ª edición”. Manuel Becerra Parra. Editorial La Serranía. Ronda 2006.
-         Cuadernos de Senderos de los Parques Naturales de Andalucía - Sendero Río Majaceite. Varios Autores. Junta de Andalucía. 2010.
-         Web del Ayuntamiento de El Bosque ( http://www.ayto-elbosque.es ).

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